De Cronistas a Guionistas

De Cronistas a Guionistas
Con faldas y a lo loco

lunes, 9 de marzo de 2015

Te entiendo Boabdil, si lloraste por esto...

El Darro bajaba en la oscuridad granadina, oyendo el rumor de las aguas mientras tres chicos subían el paseo de los tristes, a un lado el Albaicin al otro la Alhambra, difícil imaginar y explicar la sensación de subir entre paredes blancas y los palacios a mis espaldas en el silencio de la noche, una vez lo hice, hace 5 años, pero como muchas cosas que haces en el pasado, piensas que debiste haberlo aprovechado mas, esta vez lo necesitaba, esta vez lo hice costara lo que costara y allí estaba ajeno al mundo, ajeno a preocupaciones y en definitiva sintiéndome libre. Fue mágico llegar arriba, nos sentamos en el mirador de San Nicolas y el silencio nos invadió, quería echar humo y así lo hice mientras observaba a lo lejos iluminada por los focos advirtiendo mi pequeñez ante la alcazaba y esos preciosos palacios, me negué en absoluto a olvidar ese instante, nosotros tres y numerosas parejas de enamorados sin dejar de mirar, sin alzar la voz respetando la tranquilidad del resto de maravillados pero esto termino cuando una tropa de asiáticos equipados con sus cámaras y gestos, me despertaron del sueño. Bajamos callejeando... Ese barrio era otro mundo.





4€ nos costaba hasta respirar.. malditas entradas para cada exposición, los estudiantes somos excluidos en el mundo turista de esta ciudad. Única queja..


¡Granada no ha sufrido transformación alguna!...
La misma luz de seda, la misma paz ambiente;
El Darro se desliza voluptuosamente
Arrullando los cármenes con su vaivén de cuna…

¡Paseo de los Tristes!... ¿Recuerdas?... Floreciente
De ensueños, aún suspira su tristeza moruna
En los hilos de perlas que desgrana la fuente
Que evoca una pupila lagrimeando luna.
(Villaespesa 1932: 15)


Y así escribía el poeta Villaespesa, cuya sangre no tengo claro en que porcentaje comparto, siendo consciente de su amor por Granada durante mi visita a Alhambra, donde observe fragmentos de sus obras por toda la maravilla llamada Alhambra sintiendo un profundo orgullo.




Fueron tres las características de un viaje que unía a tres amigos: mucho andar, pues deseábamos disfrutar del tiempo que Granada nos brindo y de la belleza de sus calles y sus gentes, esa calle y puerta Elvira, esa Catedral y todo aquello que la rodeaba, esa Alcaiceria que fueron motivo de risas, terrorismo y quebraderos de cabeza, esa Abadía de Sacromonte que casi acaba con nuestras vidas, ese paseo de los tristes y subidas por el Albaicin y esa Alhambra que en cada momento te devuelve a  siglos del pasado, motivo de inspiración para tantos. Otra de las características fue que no dejamos de comer, como dice un buen amigo "En Granada la gente no para de comer a todas horas", con un deje de incomprensión, pero así era, por todos lados y a todas horas podías comer y mas nos valía, debíamos recuperar fuerzas para la actividad de esos días. Por ultimo beber, que acompañado de lo anterior, se convierte en algo continuado, una cerveza de tubo y su tapa suculenta, todas estos bares hasta los topes respirándose a cada hora de mi estancia en Granada, un ambiente festivo y divertido (tal vez por que coincidió con las fiestas de Andalucía). Quisiera añadir una anotación, la propia concepción de Granada como ciudad Universitaria y por su belleza una ciudad hiper turística les ofrecía a sus gentes y a sus calles la alegría y cordialidad que de un sitio así solo se puede esperar.

Ojala volver dentro de unos meses por allí, pero esta vez para quedarme y seguir formándome en aquello con lo que disfruto.

Un Saludo, Álvaro Gómez Coloma.

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